sábado, abril 14, 2007

El valor en la música

El valor en la música es un pequeño misterio: estamos seguros de que existe, pero en general nadie puede demostrar donde empieza y donde termina. Todos nosotros valoramos alguna música por encima de otra, y tenemos claro por qué, pero nuestras opiniones suelen no coincidir. Es la música clásica más valiosa que el reageton? Son las canciones de los Beatles más valiosas que las composiciones de Richard Clayderman?

A nivel individual estas discrepancias no son importantes. Cada cual tiene sus gustos y busca la compañía de gente que los comparta. El problema viene a la hora de diseñar políticas que involucren a una comunidad. Debe favorecerse tal o cual genero musical sobre otros? Deben otorgarse subvenciones a determinados grupos de artistas sobre otros? Claramente es de interés para la comunidad que estos problemas sean resueltos con un criterio objetivo, lo cual viene a plantear una paradoja, pues la valoración de la música es inherentemente subjetiva. O no lo es?

El argumento técnico

un primer intento de solución puede ser apelar al criterio técnico. De la misma manera que podemos apelar a los ingenieros y arquitectos para determinar el valor de una construcción, puede ser posible confiar el problema al juicio de los profesionales de la música. Los problemas empiezan cuando nos damos cuenta de que estos profesionales se dedican a distintos géneros musicales, y suelen condenar alguno de los géneros musicales que ellos no practican. No será ninguna sorpresa encontrar músicos clásicos que desprecien el jazz, músicos de jazz que desprecien el rock, músicos de rock que desprecien la salsa, y así toda la variedad de combinaciones imaginables.

Podemos entonces recurrir a usar un filtro. Por ejemplo, tener sólo en consideración el juicio de los músicos que hayan alcanzado determinado grado de certificación académica. Es un filtro que no me agrada, pues dejaría de lado el criterio de los Beatles que son en mi opinión grandes músicos. Y no obstante, si usaramos ese filtro nos daríamos con la sorpresa de que entre los músicos con grandes credenciales académicas existen los mismos desacuerdos. Lo mismo sucederá si consideramos solamente el juicio de los músicos con mayor trayectoria, mayor experiencia o mayor popularidad.

Quizás este problema sea provocado por la clasificación en géneros musicales. Quizás podemos solucionarlo si ignoramos los géneros y nos ocupamos de valorar cada pieza de música por sus propios méritos. Si seguimos este camino nuevamente encontraremos discrepancias entre los músicos profesionales, sobre todo si están especializados en distintos géneros.

Podemos ensayar entonces una aproximación mixta: que cada pieza de música sea valorada con criterio técnico por profesionales que sean expertos en el género correspondiente. Es decir, que los profesionales de la salsa valoren la salsa, los profesionales del rock valoren el rock, etc. Si seguimos este camino estaremos reproduciendo el escenario de los concursos musicales. Y en los concursos musicales no hay dos jurados distintos que arrojen los mismos resultados. Tendríamos además los mismos problemas planteados inicialmente en el momento de relacionar resultados de géneros distintos.

Es posible intentar un enfoque un tanto más arbitrario. Determinar que sean los músicos más "doctos", "académicos" e "intelectuales" los que nos expliquen, con criterio técnico, qué música es más valiosa que otra. Ahora sí que encontraremos grandes coincidencias entre estos profesionales. Lo curioso es que encontraremos también discrepancias entre su lista de trabajos musicales valiosos y su discoteca personal. Un caso extremo será el de aquel musicólogo que excluya completamente de su lista trabajos de música popular y escuche diariamente temas de Pablo Milanés, pero los más abundantes serán aquellos que incluyan entre los primeros puestos de su lista obras de Pierre Boulez que no hayan escuchado, voluntariamente, más de unas pocas veces en su vida. Por qué es destacable este hecho? Porque aquella música que uno busca, aquella en la cual invierte tiempo y/o dinero, aquella a la que uno retorna es la música que en la práctica uno más valora. Todo tipo de razonalizaciones se ofrecen para evitar esta conclusión, pero el hecho que subsiste es que hay música en la cual nuestros musicólogos invierten más
(tiempo, dinero, etc) que en otra, y eso indica que le conceden en la práctica un mayor valor. Simplemente la disfrutan más, y por eso la consumen más.

Lo cual nos conduce al tema del gusto.

El argumento estético

Otra vía de solución está en determinar el valor de la música por su belleza intrínseca. Después de todo, está claro que la gente en general invierte más en lo que más le gusta, lo cual quiere decir que en la práctica le otorgan más valor. El inconveniente está en que no todos tienen los mismos gustos, y será necesario establecer algún principio general estético para seguir la ruta de este argumento.

El problema no es sencillo, pues la misma definición de la belleza es un tema que ha ocupado a filósofos por miles de años sin que hayan llegado a un concenso.

Si bien no existe un concenso teórico sobre qué es bello, podemos indagar si existe un concenso práctico. Podríamos por ejemplo realizar encuestas o estadisticas del consumo de música en nuestra sociedad. De esta manera tendríamos una especie de fotografía del gusto actual de nuestros semejantes, lo cual indicaría qué música es la que se considera más valiosa en este momento por las mayorías. Este método arroja la pregunta de si es el gusto de las mayorías el mejor criterio para determinar el valor de la música para la sociedad. Desde una perspectiva histórica podemos notar que obras de arte que en determinada epoca han sido consideradas desagradables han pasado a ser consideradas hermosas e importantes en otra época distinta. Si usamos exclusivamente el gusto de la mayorías para determinar el valor en la música corremos el riesgo de dejar de lado obras de arte marginales de gran valor intrínseco. Si bien uno puede argumentar que aquellas obras podrían tener eventualmente "su momento", el problema consiste en garantizar que sean conservadas hasta que ese momento llegue. Inclusive podría peligrar el que fueran producidas en absoluto.

Nuevamente podemos ensayar un enfoque arbitrario para resolver estas cuestiones. Podemos recurrir a los miembros de la sociedad mas "instruídos", "sensibles" y de "buen gusto" para qué ellos, usando su propio criterio estético, nos expliquen que música es de mayor valor que otra. Suponiendo que fuera posible llegar a un conceso sobre que significan exactamente las palabras "sensible" y "buen gusto", tendríamos nuevamente el problema histórico. Durante este siglo, por ejemplo, las élites intelectuales han pasado de condenar el arte africano a adorarlo en cuestión de décadas. La adopción de este método conlleva los mismos peligros para el arte marginal que el método anterior.

Y cómo es que obras de arte que son consideradas de escaso valor pueden pasar a convertirse en importantes con el paso del tiempo? Se da este cambio por puro antojo, o existien cualidades intrínsecas en estos trabajos que les otorgan el potencial para ser apreciados en el futuro?

El argumento del trabajo

Si son cualidades intrínsecas las que convierten a un objeto considerado intrascendente en una obra de arte, quizás la respuesta puede estar en la cantidad de trabajo invertida en él. No cualquiera puede escribir una sinfonía de Mozart, para ello son necesarios varios años de estudios y preparación. Estos años representan una inversión, lo cual puede otorgar mayor valor al objeto en cuestión. Una objeción a este argumeto es que no cualquiera podrá escribir una sinfonía de Mozart, pero Mozart escribió 41. Es decir a Mozart, que era un genio, no le costó tanto trabajo. Si queremos seguir esta vía no debemos concentrarnos en el trabajo que le costó al autor, sino que debemos buscar algún patrón de medición para todos los casos. Una alternativa puede ser considerar el trabajo que le costaría a una persona común crear la obra en cuestión. Otra solución, más de mi agrado, puede ser tener en cuenta la capacidad de procesamiento de datos requerida para realizar el trabajo. Ambas soluciones se basan en criterios objetivos y son suceptibles a algún tipo de medición.

El peligro de esta respuesta está en que se podría terminar valorando las obras de mayor complejidad sobre aquellas más simples. Por ejemplo, una sonata de Boulez tendría mayor valor que cualquiera de las piezas de Microkosmos de Bartók. Uno podría argumentar que la capacidad de procesamiento de datos requerida para llegar a las soluciones ingeniosas ó innovadoras de Bartók es similar a la requerida para escribir una sonata de Boulez. La objeción entonces puede surgir al comparar la sonata de Boulez con un objeto radicalmente más simple, como una canción de cuna. Si bien las canciones de cuna que conservamos tienen características musicales sobresalientes, la capacidad de procesamiento de datos requerida para escribir una es claramente menor a la necesaria para escribir la sonata en cuestión. Y sin embargo es claro que mucha gente valorará más la canción de cuna. En esta valoración está claramente presente un elemento emocional, pero el hecho en la práctica existe, y creo que es suficiente para fundamentar que también existe un valor para la sociedad en organismos musicales muy simples.

Una solución mixta

Hasta ahora hemos explorado tres argumentos y ninguno de ellos se ha demostrado apropiado para resolver el problema. No obstante, tengo la impresión de que algo de verdad existe en cada uno de ellos. Esto me induce a pensar que la solución de esta cuestión puede estar en la combinanción de varios argumentos distintos, ciertamente más numerosos que los tres expuestos anteriormente.

Quizás la solución puede estar en una matriz que permita balacear los diferentes criterios técnicos, estéticos, emocionales, históricos, informáticos y demás que existen y que usa la sociedad en su conjunto, de una manera práctica, para otorgar valor a la música. Lo que resulta descorazonante es imaginar la cantidad de datos que incluiría semejante matriz, y la posibilidad de procesarlos. Estoy seguro de que no existe computadora en la actualidad capaz de realizar esta tarea.

Y sin embargo, tengo la impresión de que la respuesta está cerca. Es decir, creo que existen razones concretas, más allá de lo subjetivo, que hacen que determinadas piezas de música tengan mayor valor para la sociedad que otras. Si tan solo existiera una manifestación de aquella matriz gigantesca que pudiera ofrecernos respuestas...

Pues si existe, y se llama mercado.

El mercado de bienes y servicios es la expresión del concenso del valor otorgado a los bienes y servicios regulado por la oferta y la demanda. La cantidad de factores que intervienen para lograr este concenso, es decir los factores que definen la oferta y la demanda, son inumerables, he incluyen los argumentos aquí mencionados y muchos más, balanceados de una manera espontánea por los consumidores.

Si la solución está en la matriz que representa el mercado, tendríamos que concluir que aquello que más ventas genera es lo más valioso para la sociedad. Esta conclusión puede resultar aberrante para muchos si no se examina con más profundidad.

No debemos considerar solamente las ventas presentes, sino tambien las ventas producidas en el pasado y las que potencialmente se producirán en el futuro. Tampoco debemos otorgar una categoría moral a la palabra "ventas", simplemente pensemos en ellas como la manifestación del valor otorgado a un objeto. Podemos además pensar en la palabra "ventas" en un sentido más bien cercano a la palabra "inversión", denotando no solamente la inversión de dinero sino también de tiempo ó cualquier otro bien o recurso. Si hacemos de lado por un momento el menosprecio que podamos tener por la terminología capitalista llegaremos a algunas conclusiones interesantes.

Tomemos por ejemplo una sinfonía de Beethoven. Cual es el valor en ventas que ha generado hasta nuestros días? No consideremos solamente las ventas en discos del año pasado, consideremos la venta de grabaciones, entradas a conciertos, partituras y artículos relacionados desde su creación. Cuantas películas, transmiciones radiales, programas de televisión han usado esta sinfonía para comunicar su contenido? Y cual es el potencial que tiene esta sinfonía para seguir creando valor económico en el futuro? Comparemos esto con un disco de Britney Spears. Britney ha vendido más discos que Beethoven el año pasado, pero hasta cuando se seguirán vendiendo? Y cual es el valor que Beethoven ya había generado en ventas? Cual es el valor total de toda la música de ambos artistas?

Podemos comprobar entonces que la música de Beethoven, de una manera práctica y manifiesta en el mercado, tiene mayor valor que la música de Britney Spears en nuestra sociedad. Pero no nos engañemos, no podemos olvidar que Britney ha vendido millones de discos, y entonces tenemos que concluir que ella también tiene un valor destacable. Y por qué no? Después de todo, su música es de gran calidad dentro de los criterios del género musical al que se dedica, y su arte es muy efectiva en lograr que su público se divierta. No existe un gran valor en ello?

Curiosamente, si aceptamos el mercado como una expresión del concenso que existe en la sociedad al respecto del valor en la música (y por qué no, del arte en general) podemos llegar a conclusiones que se ofrecían desde el principio si seguiamos un camino de tolerancia y confianza en nuestros semejantes para definir sus propios gustos. Sí, es cierto que existe música de mayor valor que otra (al menos de una manera práctica), pero también es cierto que existe un gran valor en todos aquellos géneros y piezas musicales que a veces estamos tan empeñados en menospreciar. Nuestra sociedad consume una gran diversidad de música, y nuestros gustos no son mejores ni peores, son simplemente distintos.

14 comentarios:

Diego Benlliure dijo...

interesantes cabilaciones

Sadiel Cuentas dijo...

Gracias hombre. Espero que tengan aplicaciones prácticas :)

Diego Benlliure dijo...

Al final coincido contigo bastante, aunque me parece que parte de la belleza de la música (y del arte) es que no existe un valor, una medida de calidad universal en tanto que está incompleta como hecho artístico hasta no ser "iluminada" por aquel que la disfruta. Creo que los músicos deberíamos de dejar de preocuparnos por hacer música "buena" y empezar a decir cosas con ella. Afortunadamente la música puede no ser para los músicos, es una de las formas artísticas menos elitistas.
Un saludo.

alejandro dijo...

que compositor no quisiera componer como beethoven y mozart.
no nos engañemos que musica tine mas valor; por supuesto las 41 sinfonias de mozart no tienen el mismo valor artistico.

beethoven sigue llenando salas de conciertos pero cuantos de los musicos de rock,salsa,jazz que pasaron de moda lo hacen.

el que dig que no le gustaria tener la genialidad de mozart, bach,beethoven,rachmaninov,stravinsky es un mentiroso y mas bien no tiene una buena concepcion de si mismo.

Sadiel Cuentas dijo...

Hola Alejandro

Bueno, a lo que tu dices yo contestaría, Para qué quere ser un Beethoven?

alejandro dijo...

en varios aspectos de tu ensayo tienes ideas acertadas, que justificas la mediocridad de muchos compositores y holgazaneria....etc...eso destilas en todo tu ensayo como licor embriagante.por supuesto uno no quiere ser un beethoven es decir otra persona ;pero desarrolar genialidad artistica;¡ por que no!.para eso no estudiamos composicion y no componemos.
que compositor no se siente satisfecho de componer para que los oyentes se conmuevan o motiven sentimientos y sensaciones aunque no te reconozcan de manera inmediata,tal vez lo hagan, a mi tampoco me quita el sueño; pero si que el melomano no salga de la sala de concierto por aburrimiento y aturdido como sucede con la musica dodecafonica.

Sadiel Cuentas dijo...

Hola Alejandro, gracias por los comentarios.

Bueno, en caso de que estemos hablando de compositores en general, y no de compositores de música clásica contemporánea, creo que el caso más difundido es el de las personas que componen para hacerse famosos y ganar miles de dólares. En todo caso, cuando escucho la música que pasan en la radios tengo esa impresión. Por supuesto, no me parece cuestionable en absoluto. Cada cual tiene derecho a tener sus propias prioridades, siempre y cuando no perjudique a nadie.

Si te refieres exclusivamente a los compositores de música clásica contemporánea, yo diría que el caso general es que todo el mundo quiere ser un Beethoven, o como tu dices, desarrollar genialidad artística. A mi me parece muy saludable querer dar lo mejor de uno en todo lo que uno hace, pero si eso se convierte en una necesidad obsesiva y en la única alternativa posible de afirmación personal, hombre, me parece que es más saludable simplemente escribir con alegría lo mejor que uno pueda y disfrutar lo que uno hace. Después de todo, más allá de estudiar muchísimo, uno no tiene control de los factores que harían de uno un Beethoven.

Material para un siguiente ensayo: existe en informática una cosa llamada "la singularidad". La singularidad es el momento de la historia en el cual los seres humanos llegaremos a crear computadoras con capacidades superiores a las de nosotros mismos. Se supone que llegaremos a la singularidad alrededor del año 2050. Quien sabe, quizaś y es recién en el 2550, pero mi punto es: cual sería el sentido del arte si un día las computadoras fueran mejores artistas que los propios seres humanos? Dejaríamos de escribir música por que ya nunca no podríamos ser el Beethoven de turno? En mi opinión, la cosa no cambia para nada, la gente seguirá escribiendo música simplemente por el gusto de hacerlo, por la fascinación que tenemos algunas personas con comunicarnos a traves de una poética del sonido. Si esa es fuera la respuesta en el 2050, porque no ahorrarnos un poco de stress y enfocar nuestra carrera de esa forma desde ya?

Saludos

Sadiel

alejandro dijo...

sadiel me encanta leer tus comentarios,ensayos,tus opiniones son muy valiosas, nos dan un panorama muy profundo de la realidad del del mundo en que vivimos;por favor delietanos con mas ensayos;en lo particular tu blogger es estupendo;sigue adelante.
gracias por tus respuestas.

saludos,alejandro cruz

una sugerencia por que no escribes un ensayo de lo beneficio de estudiar en un conservatorio o como es mi caso con un profesor particular y por supuestos sus desventajas; teniendo los textos de estudios de los que estudian maestria, doctorado uno podria dominar la composicion como los que estudiaron dichos doctorados y maestrias?

Juan dijo...

Excelentes todos los comentarios. Personalmente creo que el valor en la música debe ser tratado en cada género musical por separado, sin pretender con ello menospreciar a alguno. Dentro de cada género, llamese clásico o rock, o latina, criolla, etc, existen diferencias y es allí donde el tasador debe saber ponderar en este caso el aporte de cada compositor (sinfonías, conciertos, óperas, etc), en el caso de la valoración de la música clásica. No podemos mezclar diferentes géneros dentro de la valoración, la cual aunque subjetiva que sea, sería un error hacerlo. Como un ejemplo de ello y salvando la distancia y el tipo de valoración, podría decir que si vamos a valorar un inmueble tipo apartamento, cometería un error si utilizace como referencias de comparación precios de locales comerciales, casas o galpones. Debo utilizar solo referencias de apartamentos, teniendo el cuidado de no mezclar en el análisis referencias de apartamentos de gran lujo con referencias de tipo interés social. Así en la música debemos tener el cuidado de saber escoger que tipo de música valorar, los compositores, la época y los estilos. Saludos

Juan dijo...

prueba

Anónimo dijo...

creo que te falto decir algo acerca de las letras osea las que tienen mas contenido o son mas profundas eso tambien se puede usar como argumento para darle valor a la musica

Anónimo dijo...

creo que te falto decir algo sobre las letras osea las que tienen mas contenido o son mas profundas eso tambien se puede argumentar para darle valor a la musica

Juan dijo...

Muchas gracias.

Juan dijo...

Muchas gracias por sus comentarios. Ciertamente no hablé de la letra de las canciones. Sería una variable independiente en esa formulación que pretenda obtener una valoración. Existen muchas canciones con letras excelentes, profundas, bien logradas, pero con una musicalidad orrenda. También pasa lo contrario.