Jimmy López sigue haciendo noticia. En esta ocasión nos envía esta traducción de la crítica que recibío su música en el diario finlandés "Helsingin Sanomat" el 2 de abril del 2007.
LA MÚSICA DE UN VISIONARIO SALVAJE PRODUJO UNA EXPERIENCIA SORPRENDENTE
A Jimmy López le encantan las masas instrumentales y la rítmica.
El concierto de las obras de Jimmy López (nacido en Perú en 1978 y habiendo estudiado en Finlandia), además de ser una experiencia sorprendente producida por su música avasalladora, fue también una prueba formidable de su capacidad de convocatoria; el apoyo de muchas personas e instituciones han hecho posible este evento.
Una gran orquesta compuesta por músicos de varias nacionalidades, tres directores y dos solistas. La noche despertó el sentimiento de que también en música vivimos en una era global.
El concierto nos familiarizó con la personalidad del compositor, la cual posee claramente una visión. Aún le queda por desarrollar la habilidad de producir hasta las más extremas visiones con mayor economía de medios, así como una mayor consideración hacia los intérpretes. En todo caso, lo más importante es que sus medios de expresión son efectivos y que los resultados que obtiene ya se vislumbran como diferentes.
A López le encantan las masas instrumentales y la rítmica. Afortunadamente también le gustan los contrastes; en compensación a los muchos decibelios, también sabe crear momentos callados, electrizantes, expectantes o situaciones de tensión prolongada.
Varem, concierto para koto y orquesta, mostró el acercamiento multiestilístico de López, el cual se desplaza a través de distintos tiempos y espacios.
Esta obra crea un paisaje sonoro de mítica fascinación: citas barrocas y melodías románticas emergen de campos flotantes, siseantes, retumbantes y con frecuencia disonantes.
El suave toque del koto contrasta con ostinatos violentos y tambores shamánicos. Makiko Goto empleó tres kotos diferentes y demostró ser una experta en su instrumento pero ni siquiera ella fue capaz de contrarrestar el hecho de que fuese cubierta por la orquesta en la sección final.
Como estreno absoluto escuchamos Epiphany, concertino para piano y orquesta, que supuso un enorme reto para Javier Arrebola. Esta obra exige para su ejecución, además de una trepidante velocidad, fortaleza en los puños. Sus manos superaron la prueba y el concertino logró constituirse como algo distinto.
La energía, color, funcionalidad y narrativa de la música de López vinieron como una avalancha en el poema sinfónico América Salvaje. Esta obra es una especie de "Perulandia"** - donde la multiculturalidad, diversos lenguajes musicales, instrumentos nativos y ritmos fascinantes de su país salieron a relucir.
La cultura inca colisiona con el catolicismo hispano-europeo siguiendo un orden programático. Un profundo coral en los metales trata de imponerse, mas las violentas orgías de los instrumentos de percusión culminan la obra en un estado de ebriedad física producida por este sonido primigenio.
Veijo Murtomäki
**en alusión a "Finlandia" de Jean Sibelius. Nota del T.
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