La Singularidad Tecnológica y el Futuro del Arte

El concepto que tenemos sobre el arte puede dar un giro radical hacie al año 2050, momento en que se calcula que podría producirse la Singularidad Tecnológica.

"Singularidad" es un termino usado por los científicos para describir un escenario en el cual las leyes conocidas sobre un determinado campo se ponen patas arriba y es imposible hacer calculos basados en nuestros conocimientos actuales. En el terreno de la física, la Singularidad corresponde a los primeros segundos del universo, en el cual toda la materia estaba concentrada en un sólo punto, destruyendo las leyes conocidas de la gravedad, el electromagnetismo, etc.

La Singularidad en el terreno de la informática corresponde al momento en el cual la capacidad intelectual de las computadoras supere la capacidad humana. En aquel momento, teoricamente, las computadoras estarían en capacidad de conducir el desarrollo de nuestra sociedad.

Pero es esto siquiera posible? Y de donde sale aquel cálculo que indica que este cambio se produciría alrededor del año 2050? Quienes predicen la singularidad para mediados de este siglo se basan en una generalización de la ley de Moore, que observa que la capacidad de los procesadores se viene duplicando cada dos años de manera continua. Ray Kurzweil y otros futuristas afirman que la ley de Moore puede observarse en la historia de los paradigmas tecnológicos de la humanidad, conviertiéndose en una ecuación que puede expresar el ritmo del progreso tecnológico. De ser esto cierto, es clara la tendencia a que la singularidad se diera a mediados de este siglo.

Esta teoría tiene puntos débiles. Uno de los más notables es que no tiene correspondencia con el desarrollo del software necesario para producir la singularidad. No es suficiente el igualar la capacidad de procesamiento del cerebro humano, sin el software adecuando esa capacidad no se llega a implementar.

Pero el punto central de esta nota no es si es que la singuridad va a darse o no en el siglo XXI, sino cuales son los cambios que puede haber en nuestro concepto del arte cuando a raíz de ella. Porque el alcanzar la singularidad es sólo cuestión de tiempo y recursos, y la humanidad como especie tiene de ambos.

Para adentrarnos en esta pregunta es necesario hacer un ejercicio de imaginación. Si la singularidad implica que las computadoras superen la capacidad humana, la consecuencia es que las computadoras podrán crear obras de arte iguales o mejores que las que hasta ahora conocemos. Este pensamiento puede resultar aberrante para muchos artistas, pero si pensamos en la creación como una actividad compleja realizada por nuestros cerebros, y la singularidad es la capacidad de superar las capacidades del cerebro humano, entonces la consecuencia de tener computadoras que sean mejores artistas que nosotros es inevitable.

Muchos colegas pueden encontrar esto difícil de aceptar. Todos entendemos a la computadora como una máquina desprovista de emociones y por lo tanto incapaz de producir arte. Pero qué es lo que genera las emociones en el ser humano? No son las emociones el producto de operaciones muy complejas realizadas por nuestros cerebros? Esto las reduciría al producto de un mecanismo que podría ser imitado y superado con tiempo y recursos.

Si la singularidad nos entregará computadoras que sean mejores artistas que los seres humanos, es obvio que vamos a sacar provecho de ellas. Estas computadoras introducirían en nuestra sociedad obras iguales o mejores que las de Beethoven, Shakespeare y Leonardo. Artistas asistidos por estas computadoras podrán crear también obras con esas características. El resultado podría ser las obras de los grandes artistas clásicos pierdan valor dentro de la sociedad, pues ya no se trataría de trabajos con niveles de calidad inusitados, sino de un nivel común y hasta incluso quizás inferior. Y esto podría verse profundizado si es que dichas computadoras son de acceso general al público. Cualquier persona asistida por la computadora, ó la computadora misma, podría crear una sinfonía
mejor que las de Beethoven en cualquier esquina.

La situación puede ser aun más dramática. Kurweil y demás gente dedicada a este tema señalan que al alcanzarse la singularidad los seres humanos empezarán a hacer uso de este poder computacional para mejorar sus propias capacidades intelectuales. Esto quiere decir incorporar la tecnología en sus propios cerebros, dando origen a lo que algunos llaman el post-humano. Puede resultar desagradable la idea, pero esta podría ser la única solución para que el ser humano no se volviera obsoleto y fuera eventualmente reemplazado por las computadoras. De ser este el caso, nuestra forma de percibir el mundo puede cambiar radicalmente, y el arte que hemos producido hasta ahora podría resultar insuficiente para expresar la complejidad de nuestra nueva visión del mundo. Todo esto puede sonar absurdo para muchos artistas, pero hay que recordar, la única condición necesaria para que se produzca este desarrollo es que el cerebro humano sea un mecanismo que podamos imitar y mejorar.

Y para mí ahora viene lo más interesante. Cuales son las consecuencias de esta linea de pensamiento para nuestra vida actual?

Creo que las ideas desarrolladas hasta ahora en esta nota obligan a los artistas a cuestionar muchas de las cosas que siempre hemos dado por sentadas. La más saltante puede ser la idea del arte que se mantiene en la posteridad. Dentro de este escenario, inclusive Beethoven podría convertirse en una figura de importancia exclusivamente histórica, y eventualmente desconocida para el grueso de la sociedad. Esta noción puede resultar chocante para muchos de nosotros, que hemos ubicado a los grandes artistas dentro de una especie de pináculo sagrado, y esta es una segunda idea que debemos revisar. Y finalmente, queda la pregunta más obvia. Cual es el futuro de mi propio arte? Hay un futuro para mi creción más allá de mi muerte?

Todo lo mencionado hasta ahora presenta una perspectiva que podría resultar deprimente para muchos. Creo que no tiene que ser necesariamente así. Como artistas, creo que estas reflexiones sobre el futuro nos ofrecen la oportunidad de concentrarnos más en el presente, y dedicarnos a disfrutar de lo que hacemos, dejando de lado consideraciones al respecto de la posteridad. Y como miembros de la sociedad creo que podemos maravillarnos de vivir en una época que nos permita ver los inicios de estos cambios radicales en la historia del ser humano, y hacer nuestra contribución para que la transición nos conduzca a una sociedad mejor para todos.