Haladhara Dasa nos ha enviado generosamente la siguiente traducción:Entre nosotros: una hiperhistoria de los microtonalistas estadounidensesPor Kyle Gann
New Music BoxNo hay algo que los músicos den más por sentado que el hecho de que hay 12 tonos por octava y que éstos dividen a la octava en doce pasos iguales. Aparentemente pocos músicos cuestionan este arreglo y sólo una pequeña minoría puede explicar de dónde proviene, el porqué y de qué principios deriva su autoridad. Esta aceptación de los 12 tonos, está lejos de ser algo inocente. El temperamento de 12 tonos es un fenómeno del siglo XX. Es una afinación homogénea que se ha impuesto crecientemente en todas las músicas del mundo en nombre del progreso científico. En pocas palabras, el temperamento de los 12 tonos es a la afinación lo que un simple emparedado es a la comida.
¿Cómo puede ser esto así? ¿Acaso está tan lejos de la naturaleza el temperamento de los 12 tonos?
La base de cualquier sistema natural de afinación es que dos tonos suenen consonantes (es decir, dulces o inteligibles al oído) cuando sus ondas sonoras vibran en razones de números enteros relativamente pequeños. En una octava por ejemplo, dos tonos vibran en la razón de 2 a 1 cuando un tono vibra dos veces más rápido que el otro. En una quinta perfecta, tal como de do a sol, la razón es de 3 a 2. En una tercera mayor, do a mi, la razón es de 5 a 4.
El gran problema que la naturaleza nos presenta en las matemáticas de la afinación – no es un obstáculo, sino un maravilloso reto cuando se le observa apropiadamente - es que estos simples intervalos no son divisibles entre sí. Para ilustrarlo, necesitamos una medida del tamaño de los intervalos. Una, inventada por el reconocido acústico Alexander Ellis en el siglo XIX se llama cent y es igual, por definición, a la 1,200ava parte de una octava, ó 1/100 de un semi-tono.
Una octava: razón 2:1 = 1 200 cents
Una quinta perfecta: razón 3:2 = 701,955 cents
Una tercera mayor: razón 5:4 = 386,3 cents
En el temperamento acostumbramos decir que 3 terceras mayores – do a mi, mi a sol#, sol# a do -, completan una octava. Pero como pueden ver, 3 terceras mayores puras de 386,3 cents, no igualan una octava, pues 3 x 386,3 no es igual a 1 200. Así que el temperamento, nuestro emparedado, estira cada tercera mayor a un arbitrario y desafinado 400 cents. Eso significa que cada tercera mayor en el piano está fuera de tono por 13,7 cents, lo que crea pequeños patrones de golpes entre los armónicos de cada tercera mayor que escuchamos. A menos que usted haya gozado de una experiencia con la música Hindú o la música Indonesia o alguna otra tradición musical no-occidental (o con la auténtica música de cuartetos de barbería “barbershop”, la última tradición de afinación-pura en América), es bastante improbable que usted nunca haya escuchado una verdadera tercera mayor en su vida, ni una verdadera tríada mayor o menor.
Las escuelas musicales enseñan que esta afinación de 12 tonos ha estado en auge por centurias y representa un punto final, inmutable, del progreso. Es una mentira. La historia, incluso en Europa, ha proporcionado muchas alternativas. Las culturas Arábica y Asiática han entregado ricos recursos de afinaciones desconocidas para nosotros y muchos compositores americanos recientes han explorado posibilidades alternativas de afinación.
Existen muchas razones para escribir en otras afinaciones, tal como hay muchos compositores que así lo hacen. La Monte Young busca la pureza absoluta del tono de tal forma que puede explorar complejas combinaciones de armónicos muy distantes y nunca antes oídos. Harry Partch desea imitar en la melodía los contornos sutiles de la voz humana, sin compromiso. Lou Harrison anhela recapturar la presencia sensual que los verdaderos intervalos tenían antes del siglo XX. Ben Johnston desea que su música esté perfectamente afinada y de esa forma se logre un efecto, psicológicamente saludable, en el auditor. Yo, por mi propio lado, deseo expandir los recursos compositivos de 30 tonos, más o menos, de la octava y usar la opción de crear asombrosos efectos cromáticos a través de un mínimo movimiento en las voces. Algunos compositores están a la búsqueda de una alquimia armónica mágica de la cual se habla en antiguos textos. Otros tan sólo disfrutan de una exótica des-afinación. Una de las cosas excitantes acerca del campo microtonal es que, a pesar de que se enraíza en las leyes naturales de la acústica, sus diversos practicantes difícilmente se ponen de acuerdo en algo.
Para aquellos que desean más información, hay cantidades de sitios web. Allí encontrarán miles de aficionados a la afinación. Pueden aprender mucho en meantone.com, y Ferry Blackburn, Zeke Hoscan y Stephen Malinowski quien tiene excelentes páginas acerca de las matemáticas para las diferentes afinaciones Europeas. Hay, como no, una página web pitagórica. Uno de los más visionarios pensadores teóricos, con una buena cantidad de nuevas concepciones de afinación para la composición nueva, es Joe Monzo.
La afinación de nuestra música evoluciona históricamente más rápido de lo que la gente cree y está en movimiento... otra vez.