Esta obra, ganadora del premio Casa de las Américas, fue estrenada por la Orquesta Sinfónica Nacional el domingo 30 de Noviembre en el Museo de la Nación.
La composición presenta ideas musicales introducidas lentamente y que continúan en el "espacio" musical el tiempo suficiente para comprenderlas plenamente. Nos explica el autor: "el título de mi obra se basa en que cuando empecé a componer la obra (en 1997), descubrí que cuando se escribe para orquesta hay que tomar en cuenta los "espacios" necesarios para que la música respire y para que el oyente tenga tiempo de captar las ideas musicales que uno presenta". Aunadamente la orquestación es muy nítida y efectiva, cosa que nuestro compositor nos comentaba, después del estreno y en el patio del Museo, ha sido lograda gracias a la gran cantidad de arreglos musicales que ha realizado a lo largo de su carrera profesional: "Yo sé qué funciona orquestalmente y qué no".
Espacios empieza con armónicos y agudos de los violines bajo los que las maderas esbozan cortos motivos melódicos luego reforzados por los metales graves dentro de un largo pasaje de repetidos arpegios descendentes en las cuerdas que cierran la primera sección. La segunda sección, con pizzicatti y xilófono, dinamiza la obra por un lapso corto para inmediatamente entrar en una especie de remanso producido por unas melancólicas maderas: el corno inglés, una flauta con clarinete, y un fagot -punteados por apariciones esporádicas del xilófono- hasta que unos arpegios descendentes, similares a los de las cuerdas de la sección anterior, aparecen en las flautas y vuelven a surgir los armónicos de las cuerdas, rítmicas intervenciones de diversos instrumentos y que desembocan en la reaparición de los arpegios descendentes de los violines -muy breves esta vez- para concluir el primer espacio o el primer movimiento.
Contrastando con el inicio agudo del primer movimiento, es el sonido grave y soñador de los violoncellos el que predomina en la primera sección del segundo "espacio" de la obra. Sobre ellos, los cornos y otras maderas se adueñan de las sonoridades más largas de este segundo movimiento. Mientras tanto la percusión –interpretada por la muy respetable cantidad de 7 percusionistas, un lujo verdaderamente para una obra de 12 minutos- interpreta con todos sus variados instrumentos, facilitando la voluntad rítmica que Nilo destinó a esta parte. La idea melódica ampliamente expresada por los cornos, toma más y más fuerza y esta segunda parte, desde el punto de vista de las dinámicas no es otra cosa que un enorme crescendo que por supuesto hace concluir la obra en un fortissimo.
Copio la nota de programa elaborada por el mismo compositor:
"Espacios – Dos movimientos para Orquesta sinfónica", está compuesta sobre una idea melódica que genera tres acordes que son la estructura principal de la composición. El acercamiento y alejamiento de estos acordes van dando forma a la obra: creando secciones y articulaciones, aportando el material de alturas y manteniendo la unidad armónica. En el primer movimiento se hace énfasis en la textura, el ritmo y el color mientras que en el segundo movimiento, con la aparición de la idea melódica, se da a la música otro carácter y se complementa al primero. El material de alturas extraído de las tres armonías estructurales, se va ampliando a través de la obra con el uso de apoyaturas y transposiciones. Llegando hacia el final del segundo movimiento a la utilización del total cromático. En esta obra el compositor se mantiene en una constante búsqueda de espacios sonoros que hagan respirar a la música y conduzcan el discurso musical".
Nuestro autor parece que goza -o sufre- de la condición conocida como SINESTESIA (la capacidad de percibir con un sentido lo que los otros sentidos; esta frase definiría –parcialmente- esa condición: "el color del sonido") pues al referirse a su música habla de "color, respiración, textura y discurso", elementos asociados naturalmente al ojo, la nariz, la piel y la boca . Otros compositores (y, al menos, el pintor ruso Wassily Kandinsky en su cuadro El Sonido Amarillo) atraviesan una condición similar: no se alarmen por nuestro autor.
Espacios se comprende con tranquilidad y comodidad, precisamente gracias a la intención explícita que el compositor nos ha comentado, "hay que tomar en cuenta los "espacios" necesarios para que la música respire y para que el oyente tenga tiempo de captar las ideas musicales que uno presenta". Es una obra sólida y bien balanceada y que seguramente conducirá a su creador hacia nuevos descubrimientos composicionales.
El público aplaudió al robusto autor de pelo corto que con su terno, corbata y anteojos subió al estrado para agradecer el reconocimiento dispensado y la actuación de la Orquesta Sinfónica Nacional. El melenudo director (y compositor) mexicano visitante hizo del suyo un buen trabajo conduciendo con mucha energía, seguridad y entendimiento toda la obra.
Haladhara Dasa
COMPOSITOR
No hay comentarios.:
Publicar un comentario